Viajar a Israel desde o hacia países musulmanes no es tan sencillo, así que tuvimos que pensar de manera estratégica cómo definir nuestra ruta. Nos habían advertido que si teníamos el timbre de Israel en el pasaporte nos podrían prohibir la entrada en algunos países del mundo árabe y viceversa. No tenemos del todo claro la veracidad de esto ya que sólo lo habíamos leído y escuchado (no conocemos casos cercanos), pero llegando al Aeropuerto Ben Gurion nos empezaron a hacer preguntas y nos hicieron a un costado. «Esperen unos minutos aquí…» nos dice una oficial y nos sienta en el rincón de los castigados junto a otro grupo de turistas.
Mi amigo Robert vive en Tel Aviv hace años y sabíamos que podíamos contar con él de ser necesario. Luego de unas simples preguntas, principalmente enfocadas a entender los motivos de nuestra visita a Túnez, Egipto y hacia dónde nos dirigiríamos después, la cara de póker de la oficial cambió y de muy buena gana nos entregó nuestros permisos para entrar. Saben lo que genera el timbre en el pasaporte, así que te dan una especie de documento/VISA aparte que debes guardar hasta la salida. De este modo evitan marcarte el documento y te ahorran problemas.
Viajando hacia el norte, buscando antiguas historias: Cesarea, Haifa, Acre y Nazaret.
Minutos después de recoger nuestras mochilas arrendamos un auto para recorrer hacia el norte de Israel bordeando la costa. Los aires de modernidad se perciben enseguida y nos da la sensación de estar en algún país Europeo. Grandes autopistas, edificios, veredas (aunque suene extraño), parques y locales cuyos nombres nos son familiares. Un contraste grande en relación a nuestros días previos en el norte de África.
Cesarea, restos de la época Romana.
Nuestra primera parada fue en Cesarea, un Parque Nacional con un alto valor arqueológico y muy bien cuidado. Hay WIFI por donde te muevas y buenos restaurantes, tiendas, galerías de arte y una heladería maravillosa llamada «La Vita Bella», que amamos. Ubicada en el borde costero, resulta un lindo paseo.
Llamada Cesarea en honor a César Augusto, aún se puede ver parte de sus ruinas romanas, bizantinas y de las cruzadas. Aquí se encontró la piedra de Pilatos, el único objeto arqueológico que menciona al prefecto romano Poncio Pilatos, quien ordenó la crucifixión de Jesús. Es tan pintoresco que nos encontramos con más de alguna novia en sesión de fotos.
Es un paseo para hacer en un par de horas ya que tampoco hay tanto para ver de las ruinas que se encuentran aún en restauración. Muy cerca de ellas, se encuentra una playa que tiene como marco un hermoso acueducto romano (o las ruinas de éste) que antiguamente era el encargado de llevar agua hacia Cesarea Marítima, como se le conocía a la antigua ciudad. Es un bonito lugar para hacer una parada y continuar el camino. Desde aquí manejamos hasta Kiryat Bialik, donde pasamos la noche.
Haifa, hogar de los Bahaí.
Partimos muy temprano hacia Haifa, el mayor centro industrial y la mayor ciudad del norte de Israel. Si bien ha sido dominada por hebreos, persas, romanos, bizantinos, árabes, cruzados, egipcios, británicos e israelíes, entre otros, tiene una gran importancia histórica y es conocida por poseer el puerto más grande de Israel, nuestro objetivo no tenía ninguna relación con eso. Nuestra idea era lograr ir al Templo Bahaí, uno de los principales atractivos turísticos, cuyos jardines habían sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008. Ojalá visitarlos con la menor cantidad de turistas posibles. Y pese a que llegamos a muy buena hora, no contábamos con que yo tendría que ir con hombros y piernas cubiertas (algo para lo que claramente no estaba preparada). Al menos pudimos entrar a las terrazas superior e inferior sin restricciones. De aquí se tienen hermosas vistas desde lo alto y también del inicio del hermoso jardín, que definitivamente se roba toda la atención. Las vistas superan cualquier contratiempo.
Al visitar la parte baja del jardín, pudimos recorrer un pedacito del Barrio Alemán, zona fundada por los cristianos alemanes conocidos como Templarios, que se encuentra a pasos de la entrada del templo. Todo muy pintoresco y bien cuidado. Lamentablemente el recorrido por el interior del templo y tour lo tendremos que dejar para otra oportunidad.
Acre, paseando en túneles templarios y ciudad de caballeros.
Desde aquí partimos hacia Acre, una de las ciudades más antiguas del mundo. Se cree fue fundada en el año 1.500 A.C. y pasó por manos de varios conquistadores. Desde los asirios, el imperio romano, helenísticos, bizantinos, un pinponeo entre musulmanes y las cruzadas, entre varios otros. Finalmente fue un grupo de presos sionistas los que se tomaron la ciudad y la incorporaron al Estado de Israel en el año 1948.
Un dato curioso sobre Acre es que es el lugar más sagrado del mundo para quienes forman parte del bahaísmo, ya que Bahá’u’lláh, fundador de esta religión, estuvo preso allí durante 22 años y es también donde se encuentra su santuario.
Dentro de la Ciudadela de Acre, hay varios imperdibles. A nuestro parecer, lo más entretenido es recorrer el túnel subterráneo. Antes de eso recorrimos todo el interior de la ciudadela bordeando el muro defensivo de la fortaleza, notando que aquí conviven en relativa tranquilidad árabes e israelíes. Llegamos hasta la orilla del fuerte, pasando por antiguas torres de vigilancia, algunos mercados y, observamos a niños saltar desde la altura de los muros hacia el mar, haciéndolo parecer muy sencillo. Vimos la Mezquita Al-Jazzar por fuera y lo mismo con los Baños Turcos de Hamam al-Basha. Entre esas vueltas, nos encontramos con la entrada al túnel subterráneo. Un túnel templario descubierto por error en 1994 y sin pensarlo mucho pagamos la entrada. Al terminar de recorrerlo, nos dejó de regreso en el otro extremo de la ciudadela. Son cerca de 150 mts. de longitud que recorren la parte inferior de la ciudad.
Otro imperdible es el Knights Hall. Acá es posible ver cómo se fue construyendo una ciudad sobre otra y recorrer toda su historia de antepasados y costumbres en una especie de museo bastante interesante de visitar. Estuvimos gran parte de la mañana recorriendo la ciudad y decidimos continuar hacia otra ciudad con mucha historia.
Nazaret, antiguo hogar de la Virgen María, Jesús y José.
Para quienes tuvimos una crianza ligada al mundo cristiano, Nazaret es un nombre muy reconocible. Según los relatos de la Biblia, en esta ciudad Jesús vivió sus primeros años. Nosotros fuimos para ver qué tal era la ciudad con la intención de conocer la Basílica de la Anunciación, que marca el lugar donde el Arcángel Gabriel le habría anunciado a la Virgen María el futuro nacimiento de Jesús. En el subterráneo de la Basílica es posible visitar unas ruinas de lo que habría sido la casa de María y el lugar donde ocurrió la noticia. La verdad es que hay que tener bastante imaginación e intentar abstraerse a otra época porque las ruinas son justamente eso, ruinas.
Afuera se ven muchos cuadros y mosaicos dedicados a la virgen; regalos de distintos países a la Basílica, los que son muy interesantes de ver ya que cada país tiene su propia interpretación de la Virgen. En el mismo terreno y a pasos de la Basílica, está la Iglesia de San José, lugar donde habría estado el taller de carpintería de José, siendo posible visitarlo en el subterráneo de la Iglesia.
Más allá de todo lo religioso que tiene esta ciudad, llama mucho la atención ver cómo conviven en armonía cristianos y musulmanes. De hecho, Nazaret es la ciudad con mayor población árabe de Israel, y de ella, un 60% es musulmana. Nosotros aprovechamos esto y nos escapamos a almorzar (pasadas las 5 de la tarde) unos riquísimos falafel antes de seguir la ruta hacia Tel Aviv.
Tel Aviv, una ciudad joven y cosmopolita.
Dejamos el auto en el aeropuerto y tomamos el tren hacia la ciudad para llegar a casa de nuestros amigos Lior y Robert <3. A pesar de la hora, salimos a recorrer un poco los alrededores en la zona de Yafo y comer algo. Técnicamente Tel Aviv, se llama Tel Aviv-Yafo. Varios años atrás Tel Aviv y Yafo eran ciudades distintas, pero con el crecimiento de Tel Aviv, se creó una conurbación que derivó en ambas ciudades fusionadas. Tuvimos una primera pincelada de la animada vida nocturna que hay en la ciudad.
Al día siguiente fuimos a Carmel Market, el mayor mercado o Zouk de Tel Aviv. Un lugar extraño, ya que se supone es un lugar barato para hacer compras y comer, pero los precios siguen el ritmo elevado de la ciudad. Aún así, es un lugar interesante para conocer y recorrer. Nos juntamos con mi primo, José Manuel, a compartir unas cervezas y un delicioso shakshuka (una especie de upgrade a la salsa de tomate, muy sabrosa y que viene con huevo frito y queso feta… ¡lo amé!). Al rato llegó Pablo, el primo de mi primo :D. Juntos están realizando un documental sobre el agua y han viajado a entrevistar gente en Arizona e Israel como ejemplos de uso responsable del agua (para destacar e imitar). En contraste, han ido a Ciudad del Cabo y Chile para contrarrestar con malas gestiones de su uso. Este es el trailer del documental que han hecho en conjunto con la UNESCO.
Así nos pasamos el día, en un Tel Aviv que no sabe de horarios ni aburre. Terminamos recorriendo la playa, acá todo el mundo se preocupa por su estado físico y apariencia. En la costanera se genera una congestión de gente trotando, patinando, haciendo ejercicios en barras e implementos que se encuentran en la misma playa y paseo peatonal. Es una verdadera pasarela deportiva, está todo muy bien preparado. Hay duchas y camarines, incluso es posible encontrar puntos de Wifi gratis. Caminar por la costanera es realmente agradable y hacerlo durante el atardecer es un espectáculo muy bonito, con lindas puestas de sol.
Durante nuestros días en Tel Aviv aprovechamos de arrendar bicicletas públicas, que no son muy livianas, pero resultan bastante cómodas para moverse por la ciudad. Se encuentran por todos lados, al igual que los monopatines eléctricos. Recorrimos casi toda la costanera para llegar al parque Yarkon. El parque más importante de Israel, siendo incluso más grande que el Central Park de Nueva York. Es muy bonito, con senderos y el río Yarkon que lo divide por la mitad haciendo los paisajes aún más interesantes y una especie de mini zoo donde había ciervos. Toda la gente viene acá a pasear con sus perros, que abundan en la ciudad. Lo mejor, es que no es el único lugar donde pueden estar. La ciudad está pensada para ellos también. Vimos perritos felices disfrutando de playas específicas donde pueden correr y jugar felices <3.
Recorrimos barrios y sectores como la «Ciudad Blanca», un sector donde aún se conservan muchas casas creadas por arquitectos judíos alemanes del movimiento Bauhaus que migraron durante la época de los Nazis en Alemania. Caminamos Rothschild Boulevard, una avenida con un parque en la mitad muy bonito para caminar pasando por el teatro HaBima y muchas callecitas aledañas. Todo realmente lindo.
Algo que tenía muy entusiasmado a Alberto, era conocer las oficinas de Wix. Lior trabaja ahí y nos pudo hacer todo el recorrido. Tienen unas oficinas muy lindas y entretenidas, al estilo Silicon Valley. Mi parte favorita es que todos pueden ir con sus perros. Así, mientras Alberto hablaba de PHP, HTML, CSS, React, Vue y otras siglas raras, me tocó conocer a casi todos los perritos de la oficina <3. Tel Aviv es la ciudad más #dogfriendly en la que hemos estado y todo el mundo es súper responsable y cariñoso/a con su mejor amigo/a. No sólo tienen playas especiales, sino que oficinas, locales comerciales y restaurantes permiten en su mayoría ser visitados con perros. Nos hizo extrañar más que nunca a nuestro Blue. Cada paseo, imaginábamos lo feliz que estaría paseando, corriendo y disfrutando de su propia playa. 😀
Tel Aviv tiene mucho que ofrecer, pero llama la atención que dentro de toda esta vida que hay en la ciudad, vas caminando y te encuentras con un cartel que te indica cómo llegar al refugio público anti bombas. Tel Aviv ha sido una ciudad muy bombardeada en su historia. Segunda Guerra Mundial, la Guerra de la Independencia de Israel, Guerra del Golfo y durante el interminable conflicto de Israel y Gaza, son sólo algunos de los períodos en que la ciudad ha sido atacada. Nos contaron también que en todas las casas o edificios debe haber refugios. Es como si viviesen tranquilos pero con este fantasma detrás que te recuerda la historia. Por lo mismo, nos advirtieron de lo prohibido que están ciertas palabras (como aquella escena de “Meet the Fockers” en el avión), solo que acá todos tienen entrenamiento militar y están preparados para reaccionar de inmediato.
Jerusalén, capital de religiones.
Sin duda un lugar imperdible de Israel, es Jerusalén. Esta ciudad de gran importancia histórica para 3 de las religiones monoteístas con más adeptos, es a ratos una ciudad en disputa.
Tomamos uno de los buses/colectivo que salen desde el terminal de Tel Aviv. Hay varios y no parten hasta estar completos, por lo que es recomendable ir muy temprano. De ese modo calzas con la mayoría de la gente que quiere visitar la ciudad.
Queríamos saber más de la historia de este lugar, por lo que hicimos un free walking tour. Partimos puntuales a las 10am desde la puerta de Jaffa. Quedamos con la sensación de que no fue el mejor recorrido pero al menos nos dió una pincelada de como es el lugar y aprendimos algo más de la historia (para quienes quieran hacer alguno, buscando en Google hay un montón de Free Walking Tours). Como anécdota, nos encontramos con Nissim Black, un rapero que se volvió judío ortodoxo y se ha vuelto muy famoso (que por supuesto nosotros no conocíamos). Estaba grabando un videoclip mientras la gente miraba y se sacaba selfies con él.
El recorrido duró alrededor de 3 horas. Luego seguimos por nuestra cuenta. Al ser una ciudad tan religiosa, es recomendable ir vestido más recatado (cubrir hombros y rodillas).
Caminando entre callecitas angostas muy lindas, llegamos a un lugar donde se tiene una vista panorámica del Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado para los judíos, vestigios del Templo de Jerusalén (lamentablemente estaba en reparaciones). Mientras sacábamos fotos desde la altura, un Bar Mitzvah sucedía a nuestras espaldas. Globos celestes y blancos eran soltados al aire mientras los familiares celebraban a un niño regordete. Bajamos para ver todo más cerca y muchas familias estaban en las mismas, Bar Mitzvah por doquier. Fiesta y fiesta por todos lados. Todo muy pintoresco y muy bonito de presenciar.
De aquí seguimos caminando para salir de la ciudad antigua en dirección al Monte de los Olivos. Frente a él se puede ver al menos 3 iglesias de distintas congregaciones del catolicismo. En el patio de una de ellas, la Basílica de las Naciones (o de la Agonía), es donde Jesús habría pasado sus últimos momentos antes de ser detenido por los romanos. Los olivos que se ven allí son maravillosos, con unos troncos que delatan los años vividos. De aquí seguimos un poco cerro arriba para tener una linda vista panorámica hacia la ciudad antigua. Sobresale a lo lejos la Cúpula de la Roca, con su enorme y llamativa cúpula dorada. Un santuario muy importante para los musulmanes ya que en su interior está la roca desde donde Mohamed habría ascendido al cielo junto a Alá. Es posible que este lugar sea uno de los más lindos de Jerusalén pero, lamentablemente, cuando intentamos entrar a esa zona fuimos detenidos por militares israelitas armados. Para nosotros, no estaba permitido pasar ese día (sabemos que muchas veces es posible entrar, así que desconocemos el motivo de nuestra mala suerte). Sin hacer muchas preguntas, seguimos nuestra ruta.
En nuestro paseo conocimos varios puntos importantes para el mundo católico, como el lugar donde estaría el Sepulcro de María y otro donde habría sido el lugar que ella nació. Pero quizás uno de los más importantes para los católicos es la Vía Dolorosa. Este es el camino que habría recorrido Jesús cargando la cruz hasta el lugar donde fue crucificado. Durante todo el camino es posible ver placas que marcan los distintos hitos y obviamente es interesante ir haciendo el camino para imaginarse parte de esta historia. Finalmente termina en la Iglesia del Santo Sepulcro, que tiene varios puntos importantes, como el lugar donde habría estado crucificado y la piedra donde lo habrían bajado al fallecer. Su sepulcro no pasa desapercibido, la larga fila para entrar demuestra que es un lugar importante.
Pasamos el día recorriendo la historia de musulmanes, judíos y católicos, pasando por calles claramente marcadas por cada cultura. Zonas musulmanas para luego de unos metros encontrar un barrio judío y así sucesivamente. Los nombres de las calles en hebreo, árabe e inglés y, si bien se percibe tranquilidad, es posible ver militares israelitas armados y cámaras de seguridad en cada esquina.
Antes de regresar entramos a conocer la Torre de David que está ambientado como un museo muy interesante que complementa la historia de esta antigua ciudad y caminamos por sus murallas. Hay un paseo bien bonito que se puede hacer al atardecer por los muros, pero se nos iba acabando el día y no alcanzamos a hacer.
Recorrimos algo del exterior de la ciudad santa, pasando entre centros comerciales y calles con mucha onda. Trenes eléctricos que conectan la ciudad y pasan por sus calles lo hacen aún más interesante.
Llegamos al punto de encuentro con los buses que salen de vuelta a Tel Aviv, pero esta vez, la espera fue larga. Fuimos los primeros en llegar al bus y durante algunas horas, no lográbamos completar el bus. Uno de los pasajeros sugirió que completáramos entre todos el saldo para poder partir. ¡Se dijo y se hizo! Ya era tarde y no confiábamos mucho en el manejar de nuestro chofer.
Rumbo a Masada y el Mar Muerto.
El paseo al Mar Muerto lo hicimos por nuestra cuenta. Nuevamente arrendamos un auto y partimos muy temprano rumbo al suroeste de Israel, en la frontera con Jordania y Palestina. Son cerca de 170 kms. que se hacen bastante pesados. A medida que se va bajando por la depresión, es posible ver indicadores con respecto al nivel del mar. Es muy extraño ver números negativos marcando hasta los -435 mts. bajo el nivel del mar. A mí se me taparon los oídos constantemente, para lo cual había que descomprimir como si estuviésemos buceando pero sin sumergirnos en nada. El color del Mar Muerto (que en realidad es un lago con una superficie aproximada de 810 kms2) es espectacular. Al ser tan tranquilo genera un espejo perfecto de lo que lo rodea, formando un paisaje hermoso.
Masada, la última resistencia judía.
Antes de ir por nuestro baño de rigor en el famoso «mar», fuimos a visitar las ruinas de Masada, un importante complejo arqueológico. Ubicada en la cumbre de una de las montañas, con una espectacular vista, es otro sitio de gran relevancia para los judíos. Aquí se refugió durante varios días el último grupo que resistió a la conquista de los romanos, pero al pasar el tiempo y ante una inminente derrota, decidieron realizar un suicidio colectivo. Hoy, es un lugar que simboliza la fuerte oposición y resistencia antes del exilio definitivo de sus tierras (diáspora). Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2001, cuenta con una pequeña sala de cine donde se puede ver la historia de este lugar antes de visitar las ruinas. Es un paseo interesante con tremendas vistas de la zona.
Hola, vengo a flotar… al Mar Muerto.
Luego de haber visitado casi todo el complejo bajo mucho calor, estábamos listos para refrescarnos en el Mar Muerto. «Refrescarnos», es una forma de decir, ya que la temperatura del agua es lo más parecido a una terma. Entramos con cuidado, yo no quería hacer gala de mi torpeza y dar un paso en falso para caer con mis ojos abiertos o tragar agua. ¡No por favor! Dos cosas que nos habían súper advertido. Uno, evitar tragar esa agua (que ni podría imaginar su sabor), o abrir los ojos, siendo un líquido tremendamente irritante. Y segundo, en lo posible evitar entrar con heridas, porque de seguro te las hará sentir. Pero vamos a lo principal: flotar. Es la mejor sensación y aunque no lo quieras, es imposible evitarlo. Es como si de repente una pierna se diera por vencida y, ¡ups! a flotar se ha dicho. Al rato no recuerdas estar bañándote en agua caliente o su áspero suelo (formado por hermosas bolas de sal) y empiezas a jugar a hacer las poses más raras que te permite el flotar sin ningún esfuerzo. Mientras, sientes la resistencia constante del agua o intentas relajarte en ella. Entre todo eso, vemos que un grupo de turistas se empieza a pintar en barro. ¡Estábamos olvidando el famoso barro del Mar Muerto! Le preguntamos al guía que los acompañaba y nos dice que lo había conseguido en una tienda detrás de los camarines, así que Alberto partió en la misión de conseguir barro. Si bien muchos lo buscan en algún lugar del mar, sin saber como hacerlo, optamos por la opción rápida. Me sentí nuevamente en mi infancia, cubriéndome de barro. Alberto se reía de mi, disfrutando ver lo entusiasmada que estaba. Aunque en un principio no estaba interesado en participar, tal vez al ver mi felicidad, decidió unirse a la fiesta y ensuciarse. Lo dejamos secar un rato y cuando el guía nos dió la señal, fuimos al agua a limpiarnos. Nos dijo que sentiríamos la piel más suave que nunca, pero la verdad no sé si logramos el efecto. De todos modos, lo pasamos de lujo. Antes de irnos, aprovechamos las maravillosas duchas y los camarines en la playa para regresar renovados a Tel Aviv.
Últimos paseos durante el Shabat en Tel Aviv.
Salimos a caminar el sábado y todo (o casi todo) estaba cerrado. El shabat es el día más importante de la semana para el judaísmo. Aprovechamos de pasear junto a Lior que nos llevó a recorrer por muchos rincones que aún no visitábamos de la ciudad. Para coronar la tarde, comimos unos maravillosos helados en Anita – «La Mamma del Gelato», justo para recordar a mi mamá :D.
Pasamos unos días buenísimos con amigos y familia. Aunque antes de venir todos nos advertían que tuviéramos cuidado con falsas nociones de como es todo realmente, vivimos de cerca un país donde la imagen que se vende es muy distinta a lo que se ve. Sin duda hay zonas que se encuentran en conflicto y donde la gente vive los problemas de una tierra en disputa, pero nosotros como turistas estuvimos bastante lejos de eso. Esperamos que logren superar las diferencias con sus vecinos y que algún día puedan convivir en paz y armonía. Y por difícil que sea, respetar las distintas creencias e ideales, que por esencia, son bastante similares.
C.
Fecha de nuestra visita: Del 29 de Julio al 6 de Agosto del 2018